Cuando fallece un ser querido

 "Declaración para programar el cuerpo espíritual y trabajar el desprendimiento cuando otra persona fallece"

√ Cuando un ser querido o cercano fallece el espíritu es retirado de inmediato por los maestros espírituales asignados por Dios, el alma dónde reside la personalidad se desprende gradualmente y usualmente existe un periodo de confusión, sin embargo puede escuchar y reconocer a sus seres queridos. Debe hacerse en paz, conectados con Dios y sus tres maestros, el que guía, el que enseña y el que protege;  son los emisarios que lo acompañaron en vida.

YO SOY (Expresa tu nombre completo) y pido la asistencia, fuerza y protección de Dios, de sus emisarios y los maestros que guiaron el proceso de desprendimiento de mi (parentesco y nombre de la persona fallecida). Visualizo mi cuerpo espíritual como humilde emisario liberador desde el amor más profundo, si el plan de Dios lo permite; visualizo a partir de este momento que la energía que envuelve su espíritu se encuentra protegido y en proceso de restauración total; su alma se desprende gradualmente de manera perfecta y en absoluta comprensión de su nuevo estado sin confusión ni miedo; la energía de liberación espiritual la visualizo de color dorado en armonía plena con el plan de Dios para ella.

√ Declaro: "Con facilidad mi (escribe tu parentesco con el fallecido) asimila todo lo que necesita aprender espíritualmente en su presente estado desde el amor, la humildad y la sabiduría, consciente de su propósito de vida. Su sanación comienza por la aceptación de su estado y la confianza plena en el plan de Dios para ella. Con facilidad suelta sus apegos y acepta su nuevo estado y el viaje que acaba de iniciar desde la gratitud, el amor y recibiendo las bendiciones de lo que fue sembrado en vida y sus aprendizajes de evolución.

√ Declaro en el nombre de Dios, la sanación plena de su alma, de sus pensamientos y emociones que ya cumplieron su propósito; y la liberación de su espíritu que continua su evolución. Mi gratitud desde mi Esencia que está consciente de que Dios, que reside en mi, tiene la última palabra. Así sea